Cualquier economía doméstica seguramente necesite pedir dinero prestado o bien prestarlo. Esto puede ocurrir o porque su economía no puede hacer frente a una serie de gastos o porque tiene un exceso de dinero que no tiene intención de utilizar durante un periodo de tiempo. Aquí es donde el tipo de interés entra en juego en nuestras vidas.
El tipo de interés es sencillamente la cantidad de dinero que se gana en un tiempo determinado. Vamos a verlo con un ejemplo muy sencillo. Si tú prestas a alguien 1.000 euros durante un año, y a cambio él te devuelve esos 1.000 euros con 50 euros extra, estaríamos hablando de un 5% de interés anual.
El tipo de interés se expresa en forma porcentual. En ejemplo anterior vemos que el cálculo sale de dividir los 50 euros de ganancia entre los 1.000 prestados. Esto daría 0,05, que trasladándolo a porcentaje lo multiplicamos por 100 dando ese 5% (5/100).
Formas de tipos de interés
- Tipo de interés fijo. A lo largo del periodo siempre es estable el tipo. Esto es muy habitual en los depósitos bancarios, también se usa en las hipotecas a tipo fijo.
- Tipo de interés variable. Es el más usado en las hipotecas de España. Se referencia a algún índice pudiendo varias a lo largo del periodo de préstamo. En caso de las hipotecas suele estar referenciado al Euribor.
- Tipo de interés mixto. El interés mezcla los dos tipos anteriores, se establecen dos periodos donde se usarán ambos casos.
TAE o TIN
El TIN o Tipo de Interés Nominal es el porcentaje fijo pactado por el dinero prestado, en cambio, el TAE (Tasa Anual Equivalente), suma a este interés nominal otros conceptos como las comisiones bancarias, los gastos, teniendo en cuenta la frecuencia de pagos, etc…
Para comparar dos productos financieros siempre es mejor fijarse en el TAE para comparar, ya que en él van incluidos todos estos gastos asociados que pueden afectar a las rentabilidades.
